En Azcapotzalco conviven pueblos de orígenes prehispánicos con la modernidad y el proceso de urbanización de la Ciudad de México. Un territorio que fue dominio Tepaneca, del cual aún quedan restos arqueológicos.
Aquí se asentaron los dominicos para la evangelización del territorio en el s. XVI. Visita la iglesia y exconvento de San Felipe y Santiago. Este es el primer templo católico construido por los frailes dominicos; en su interior se encuentra la Capilla del Rosario, con retablos de estilo churrigueresco y un bello atrio. El exconvento colinda con la Casa de Cultura de Azcapotzalco. Enfrente, el Archivo Histórico. Todos estos edificios están en el Jardín Hidalgo, el centro del antiguo pueblo.
Fuera del casco antiguo de Azcapotzalco está el Parque Tezozómoc, con un lago que representa el antiguo Lago de Texcoco. Otros lugares de visita recomendada son el pueblo de San Juan Tlilhuaca, para conocer la Glorieta de los Ahuehuetes, de origen prehispánico, y la iglesia de San Juan Bautista, de la época virreinal.

Además de los murales de la Casa de la Cultura, hay otros murales dignos de visitar, como el mural de Juan O’Gorman, Paisaje de Azcapotzalco, en la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas; así como los murales de Diego Rivera y Siqueiros en el Centro Médico La Raza; sin embargo, en este último sitio el acceso sólo está permitido a usuarios del hospital.
Te recomendamos visitar en la zona de Desierto de los Leones
- Entrar al exconvento de San Felipe y Santiago, visitar el templo y admirar los artesonados del techo, uno de los escasos ejemplos que quedan en la Ciudad de México.
- Pasear por las calles en torno a la Plaza Hidalgo, para saborear el espíritu de pueblo que perdura todavía.
- Comer unas botanas en la tradicional cantina El Dux de Venecia —de las pocas cantinas que sobreviven en la capital, con cien años de antigüedad—, así como disfrutar bebidas y platillos originales.
- Hacer una ruta de murales, visitando la Casa de Cultura, el Archivo Histórico y la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas.
- Pasear por la orilla del lago del Parque Tezozómoc, visitando la recreación del Lago de Texcoco, viendo las aves que allí viven y disfrutando de la quietud.